CADUCIDAD

 Si pienso porque amamos o que es lo que amamos, puedo tener en cuenta el valor que le damos a cada instante (con todo el mundo).

Cuando superamos, cuando nos afligimos, cuando escuchamos (cuando nos escuchamos), es imposible no sentir. 

Todo se vuelve sublime y sustancialmente antagónico, hay veces en las que avanzamos sin ver, sin cuestionar y a la vez todo calma y a su tiempo se acomoda (se amolda a nuestras actitudes) reflejando lo que somos en lo que hacemos y la falta de ello.

Un simple beso, un armonioso te extraño, un dichoso se fuerte.

 Lo simple de encontrar fortaleza del mínimo medio transcendente. 

Avanzar, caerse y levantar (dicen por ahí).

Construir, derrapar, anhelar, desfallecer, resucitar, morir…

Sólo es vida fluyendo desde un máximo sueño de realidad.

La franqueza (pocas veces libre) ampara los destinos, subyacentemente encuentra quien la escuche y avanza, poco interferirá el tiempo en aquello que nace de lo íntimo de nuestro ser.

Lo cierto, lo afable permanecerá inalterable, será la inmortalidad en palabras (en nuestras palabras).


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